domingo, 29 de noviembre de 2009

Cruz Roja

son las 7:30 de la mañana. A las 8 vendrá el director del puesto de auxilio en carretera de la Cruz Roja. Puntual como un reloj suizo cruzará la acequia con su Renault-21 para una vez formados los chicos en la puerta pase revista al estado de la garita: cocheras, jardín, dormitorio, oficina y sala de estar.

Ayer hubo juerga... todo está patas arriba y el grupo entrante ha de espabilar a la guardia que todavía duerme la mona en las literas . Allí va como una bala el Esporrototo. Es un lugareño de 2 metros de altura, complexión fuerte y muchas ganas de tocar la moral a sus resacosos compis de quinta. Tiene pocos números de que nadie se le vaya a enfrentar aunque se pase. De todos es sabido que es buen tipo, pero de vez en cuando se la va la pinza, así que no se priva de gritar a pulmón roto... "... CUCOOOOOOOOSSS!!!!!....." a la vez que abre de par en par las ventanas de la garita.

A mi amiguete, el Geranio, me lo encuentro en el salón, completamente descompuesto y tirado en los bancos de madera. Le digo... "hala Miguelín, que habéis de marchar ya...". Triunfo poco, porque se acurruca en la manta y se dá la vuelta refunfuñando. Mi gemelo travieso me suplanta y agarro la punta de la manta que cuelga de su pié y empiezo a tirar de ella sin prisa, pero con decisión, para que se le escurra del cuerpo.

El frió se cuela por las ventanas abiertas y el Geranio empieza a tiritar... son las cosas del invierno en el Pirineo... se despierta descompuesto, me mira y me dice todo contrariado "... ya está aquí Chuflillo jodiendo da manta..."

El fantasma que sopla bajo la puerta

En el piso de la Calle Buenos Aires el comedor comunicaba con la habitación de matrimonio. Era un piso mal distribuído, con enormes espacios desaprovechados en un interminable y oscuro pasillo en forma de "L".

Los pisos, como las personas, con los años, van cogiendo holguras. Ya nada encaja como de nuevo.

En aquel piso se colaba por las rendijas de las ventanas la corriente de aire de la calle para luego escurrirse por debajo de la puerta. Si hacía suficiente viento en la calle, la puerta plañía a pecho partido como un alma en pena (uhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!).

Eso sólo pasaba si el día estaba triste, con lluvia o por la noche. No podía ser de otra manera. Si hay algo que tienen los pisos viejos es coherencia. No puede ser que en la calle haga un sol espatarrante y que el piso se queje vaya usted a saber de qué.

No recordaba aquel lamento hasta que hoy, 30 años después, sentado en el despacho a la luz de las nubes que se cuelan por la ventana y amenazan lluvia, el piso nuevo me ha susurrado suave al oído (uhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!).

Almas jóvenes y almas viejas

En la intimidad de la cama, cuando los deseos se han gastado y en la confianza de quien se sabe amante y amado, te pregunto...

- en la próxima vida, ¿nos encontraremos?
- no... (me dices tú). Yo ya he vivido muchas vidas y tengo el alma vieja. Mira mi mano...

La mano está ajada y las líneas la atraviesan testigas de las cosas que has vivido.

- Bien pensado (me dices) si vuelvo, que sea para volver a amarte...


El mejor piropo que me pudieras echar.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Subidas y bajadas...

pensando en la enjundia de las cosas pequeñas... hace poco me decía un amigo con el que disfruto de su compañía y de las salidas en bici por las montañas de Barcelona y cercanías...

- esto de la bici es como la vida misma... para un ratito que disfrutas de la bajada, ¡hay que ver el rato que te tiras subiendo!

Y no le falta razón, no.

viernes, 20 de noviembre de 2009

La venganza del débil

Supongo que era la consecuencia natural de los ancontecimientos. Cuando tras cometer un fraude millonario dió con sus huesos en la cárcel, Peter jamás pudo imaginar qué extraño papel le brindaba el azar en el devenir de cómo se sucedieron las cosas.

Él era un chico de barrio, pero con el sacrificio de sus padres pudo estudiar una carrera. Luego estaba su don. Lo que le hacía diferente era su capacidad para resolver problemas matemáticos. Sencillamente, donde otros veían galimatías sin sentido él encontraba algo así como oraciones por finalizar. Su capacidad le permitía acabar no sólo de una única manera la ecuación y que ésta tuviera sentido sino que además podía resolver como si se tratara del final de un libro con diferentes alternativas. Algo así como si en una novela de amor, el prota en un final se queda con la chica, en otro la olvida y en otro fallece en un viaje de avión.

Conoció a Matías el primer día en la cárcel. En el patio los novatos se amontonaban los unos sobre los otros. Eran rodeados por los veteranos. Si has estado allí, sabes de lo que hablo... como lobos acechando a las ovejas.

Cuando el Maguila increpó a Peter, éste se meó en los pantalones. El Maguila no era cualquier cosa. No eran los 120 kilos de masa fofa y 2 metros de mala leche... sino la enorme cicatriz que cruzaba su cara en diagonal... y el gesto desquiciado que lucía lo que hacía que el resto de residentes no quisiseran tratos con él.

Después de sacarle la pasta y el tabaco a Peter, el Maguila ya se estaba pasando... incluso para ser el primer día. Los vigilantes no pensaban hacer nada por sacarle las castañas del fuego y miraban con apatía la escena que se repetía una y otra vez...

No había nada que hacer... sólo quedaba que alguien (un igual) intercediera en favor del novato o que la víctima reaccionara (algo que jamás había sucedido antes)

Matías era rumano. Un tipo muy delgado, moreno y con una mirada que helaba. Era evidente que allí se encontraba como en casa... conocía las normas.

- Eh!!!! bola de sebo!!! gritó Matías. El rubito lo quiero yo!!!
- este media mierda es mío!!! babeaba el Maguila imaginando cuántas delicias le esperaban... el saberse dueño de alguien no es un premio al que se renuncie de buenas a primeras
- y qué vas a hacer para quitármelo? desafió el rumano

en cuestión de un instante la enorme bola de sebo se acercó con una sorprendente agilidad al rumano y le lanzó un puñetazo con el brazó izquierdo. El rumano fué más rápido y trabando su brazo entre su cuello dejó caer sus 65 kilos sobre el codo del gordo a la vez que retorcía su muñeca. Un seco CREC! CREC! acabó con la discusión. Como evidencia de la riña, el codo izquierdo del gordo descansaba en un anormal ángulo en el suelo, mientras el gordo gimoteaba arrodillado. La riña había acabado con un brazo roto... nada del otro mundo en aquel sitio.

Matías se acercó al joven matemático y sin cambiar el semblante le dijo...

- "sígueme y no preguntes"...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

de capullo a mariposa...

será posible? los libros de autoayuda te convencen de que sí... tienes que tener un sueño para que se pueda cumplir, visualizarlo, crear un plan para alcanzarlo, perseverar... no lo pongo en duda.

Y quién no va a querer ser mariposa?? que capullos ya estamos unos cuantos aquí...

Lucir bonitos colores, ser la envidia de la pradera, ir de flor en flor disfrutando de sus mieles... el néctar de los elegidos.

Claro que bien pensado a los capullos que los pinchan en un corcho son los menos, en cambio ser mariposa, oye, pues que tiene sus riesgos...

Va a ser que me quedo con mi sueño de mariposa... ¿dije sueño? no, que ya me veo en el valle...

martes, 10 de noviembre de 2009

Blogger 1.0

Hoy inauguro oficialmente mi blog.

Es una idea que llevaba tiempo rondándome... sólo me faltaba el título. Como no se me ocurría ninguno la casualidad vino en mi ayuda...

Lo he tomado prestado del libro de Juan Marsé, "Últimas tardes con Teresa". Es el que entre rato y rato me voy leyendo. Es el que Yolanda me recomendó ahora hace un millón de años... "yo me lo leí en una noche..." .

Así que ahí los tienes: Cardenal y pijoaparte, uno mirando de sacarle mil duros y el otro murmurando... "¿en qué mundo vives, mariposa?"

Mi mundo...

 

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